Capítulo segundo – Silencio y lágrimas

- Ya está.
- Aquí está padre. Alistados para la guerra. Mire, mire.
- Sí. Hijo mío, Jimm, ambos sois jóvenes y fuertes y defenderéis la patria con coraje y valor. Estoy muy orgulloso de ti, Paul. Y tus padres, Jimm, también lo estarían de ti.
- Muchas gracias señor Dowson.
- La guerra para la independencia será larga, pero ganaremos..., ganaréis.
- Mandaremos a esos ingleses al infierno, Padre.
- Venga Paul. Vamos a decírselo ahora a mi tía. Se alegrará mucho.
- Sí, vayamos. Hasta luego padre. Adiós Anna.
- Adiós...
Anna estaba en el salón, justo por detrás tenía el recibidor, donde Jimm y Paul habían estado hacía un instante. El señor Dowson atravesó el salón hacia la cocina y desapareció tras la puerta. Anna siguió cosiendo en la butaca tapizada durante un tiempo, luego se levantó, y se disponía a salir cuando alguien llamó a la puerta.
- Debe ser Lissy.
En efecto. Cuando abrió la puerta Lissy esperaba detrás con una despampanante sonrisa.
- Salgamos a dar un paseo por el campo. Tengo algo que contarte.
- Sí. Ahora mismo iba a salir a buscarte.
_
Un rato más tarde las dos chicas caminaban por entre la espesa y alta yerba.
- Jimm va a ir.
- Lo sé. Él y Paul se lo han dicho a mi padre esta mañana.
- ¿Y que vas a hacer?
- Nada ¿Qué quieres que haga?
- El hombre de tus sueños se va a la guerra y tú no vas a hacer nada...
...
- Anna... tienes que decírselo. Puede que no vuelvas a verlo jamás.
Anna se tiró al suelo y estalló en un llanto fuerte y sonoro. Su amiga se echó sobre su espalda para intentar consolarla, y tras un buen tiempo Anna dijo entre sollozos:
- Volverá. Volverá y entonces yo seré mayor y dejaré de ser invisible para él.
- Él también será más mayor. O puede que para cuando vuelva tu ya no le ames, o te hayas casado con alguno de los que se quedan.
- Yo nunca dejaré de amarlo. Cuando vuelva estaré aquí esperándolo, pues mi padre no me casará con quién yo no desee.
Allí sentadas en medio de aquella pradera pasaron discutiendo sobre Jimm y sobre el amor secreto que Anna le profesaba, hasta que el sol llegó a lo mas alto y fue el momento de regresar para la comida.

2 comentarios:

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